martes, 4 de enero de 2011


La Casa del Otro.
Texto: Katherinne Lincopil

Luego del terremoto y maremoto ocurrido en febrero del 2010 en Chile, Dichato, pueblo costero al norte de la ciudad de Concepción, se vio fuertemente impactado estructuralmente y la gran mayoría de las casas del lugar quedaron absolutamente destruidas. En este contexto, Carola Vergara encontró la posibilidad de ingresar en cada una de aquellas casas y encontrarse con las vidas que quedaron pausadas luego de la catástrofe. Es así como en La Casa Del Otro, un trabajo autobiográfico y personal de la autora, se hace un ingreso deliberado a los espacios que se mantenían privados pero que pasaron a estar abiertos –o cuasi públicos-a quien quisiera indagar.

En estas capturas de 50x50 cms, la artista recoge esos acontecimientos, intervenciones de quienes habitaban esos hogares, las huellas que dejaron quienes tuvieron que abandonar las ruinas, pero cuya presencia se mantiene a través de aquellos detalles. Sus vivencias han quedado detenidas en los lugares que Carola captura con su cámara, haciéndonos ingresar donde comúnmente se nos está prohibido. Esas ruinas no son solo escombros, sino que hogares destruidos, vidas interrumpidas y desnudadas por la furia de la tierra y el mar. Hay un desmantelamiento de lo privado, se desvisten los hogares y las casas quedan despojadas de su intimidad.

De esta forma, Carola Vergara nos sorprende con su capacidad de mostrar sin destruir, de no interferir desafortunadamente los lugares que encuentra, sino que los ilumina, los presenta y los hace contar una historia. Es interesante como su obra no presenta al otro encarnado, pero aún así siempre está presente. Los objetos que la artista captura no conforman el centro de la composición por sí mismos sino que siempre por su referencia al otro, en el acto de habitar de otro y de su apropiación de los espacios. Carola nos presenta los lugares como extensión de sus habitantes, cargándolos de ausencia, en la medida que ésta siempre remite a algo -o en este caso alguien-que estuvo y ya no está.

Esta obra, por lo tanto, no es morbosa en intención, no pretende mostrar el caos, la destrucción o el drama de una tragedia que impactó a nivel nacional y que causó especial destrucción en Dichato, sino que la artista ingresa en esta condición nueva, en un paisaje que se presenta como posibilidad. No dramatiza el daño, sino que más bien ingresa en la des-habitación producida por ese daño y nos hace ver el anterior habitar a través de los objetos que conforman la toma, ingresando en los lugares que se hallaban vetados para el ojo común pero que ahora se muestran abiertos y disponibles a cualquiera a causa de una privacidad desmantelada.



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